Esta frase nos recuerda que los procesos de crecimiento, desarrollo y logro, llevan su tiempo, son incompatibles con la satisfacción inmediata, porque requieren de aprendizaje, perseverancia y paciencia para alcanzar los resultados deseados.
- Tener paciencia en lo personal; el valor de la perseverancia y la constancia. Debemos recordar que el éxito no es solo el resultado final, sino también el proceso de superación y aprendizaje que vivimos durante el camino. Gestionar de manera adecuada los pensamientos y las emociones, nos permitirá avanzar cada día.
- Tener paciencia en el ámbito académico; aquellos que alcanzan grandes logros, son aquellos que mantienen la disciplina, la dedicación, la voluntad y la paciencia a lo largo del tiempo. “Soñar a lo grande”. Desde pequeños, acompañar a nuestros hijos, genera un vínculo y un apego de seguridad, fundamental para su autoconcepto y autoestima.
- Tener paciencia en los proyectos profesionales; también necesitan su tiempo para germinar, crecer y dar sus frutos. Mantener la fe y el esfuerzo constante. Cada paso nos acerca a nuestro objetivo, incluso los obstáculos porque nos aportan un gran aprendizaje, aunque en ese momento no seamos consciente de ello.
- Tener paciencia en el ámbito deportivo; esfuerzo, disciplina, motivación, técnica e ilusión, a veces, cuesta mucho, porque estás en un momento crítico y no mejoras marca o no ganáis partido. Un buen entrenador es esencial para marcar un buen objetivo y ayudarte a ti y al equipo a dar lo mejor. Las carreras deportivas son muy muy sacrificadas, nadie ha dicho que fuera fácil, pero en equipo se consigue mejor.
Mentalidad de crecimiento y perseverancia. Si desde pequeño inculcamos estos valores a nuestros hijos, de mayores, obtendremos un precioso fruto.
