El destino de cada uno de nosotros depende de las opciones que tomamos a lo largo de nuestra vida. Yo no soy partidaria de etiquetarlas como correctas o incorrectas, me inclino más en tipificarlas como adecuadas o no adecuadas. Considero que no existe el acierto absoluto, sino que las decisiones dependen mucho del momento de vida en el que te encuentres, jugando un papel muy importante tu salud mental. ¿A qué se refiere, te preguntarás?, pues bien, la salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones.
Piensa por un momento, como has llegado al destino en el que te encuentras ahora, que opciones has tenido a lo largo de tu vida y por qué te has decantado por unas y no por otras. Después pregúntate ¿Estoy yendo por el camino que yo quiero?, ¿Soy feliz? ¿Estoy cumpliendo mi propósito de vida? Es importante que tengas bien definido cuál es tu propósito en la vida; ya que el propósito de la vida es una vida con propósito, y si aún no lo tienes claro, no vas a saber a dónde tienes que ir y mucho menos saber si has llegado. Así que antes de contestar a estas preguntas, piensa bien la respuesta.
Hay dos posibles respuestas:
- Si la respuesta es SI; ¡Enhorabuena! Sigue así, no cambies si no quieres, ¡bendita rutina!, no obstante, no olvides seguir trabajando, cuida tu propósito, ¡mantente alerta!
- Si la respuesta es NO; de ti depende que quieres hacer, ¿cambio a la vista?, ¿le dejas pasar? En tu caso, la rutina te está “matando lentamente”, y fíjate, si a la palabra rutina, le quitas la letra “t”… ¿en qué se convierte? En una RUINA.
Hace un tiempo, mi respuesta era NO y te cuento por qué, quizás te pueda ayudar:
Antes de nada, quiero compartir una frase (anónima) que tuvo un gran impacto en mí, fue clave para ampliar mi foco profesional y salir de un entorno empobrecido <<Agradece la gota que colmó el vaso: es la semilla del cambio que pedías>>
“Cuando tu trabajo ya no te aporta como antes, la desmotivación crece y sientes que no avanzas, algo está pasando. ¿Qué hacemos? La mayoría, lo mismo:
- Me matriculo en un Master de xxxxxx (necesito reciclarme, me costará una pasta pero seguro que me vendrá bien)
- Busco empleos similares. Tengo años de experiencia y seguro encuentro algo. Y si tengo que empezar desde más abajo, no importa, pronto verán mi valía
- Perfecciono el inglés. Voy a solicitar clases de inglés en el trabajo o un profesor nativo a casa. Quiero mejorar mi nivel, me va a ayudar a posicionarme mejor
- Mejorar y/o aprender nuevas herramientas informáticas. Tengo que ponerme al día en esto, necesito mejorar mi forma de trabajar
¿Te suena? Yo he estado en este punto, hasta que me hice esta pregunta ¿para qué? ¡Adelante!, formúlatela …
Como dos palabras, a simple vista, cortas y sencillas, juntas pueden tener tanto poder en la toma de decisión. Y si además, tu entorno más cercano, en este caso mis hijos, ven que su madre está “rara”, ellos sueltan lo que piensan y como si nada, en cambio tú, te quedas con cara de emoticono….
Transcribo lo me dijeron (mis hijos), no ocurrió todo el mismo día (menos mal), pero sí en un margen corto de tiempo:
- Mi hija mayor. ¿Por qué papá va feliz a su trabajo y tú no?
- Mi hijo: mamá, ¡nunca nos hablas de tu trabajo!
- Mi hija pequeña: ¿Por qué tienes los ojos como el mar? (Salía de mi habitación, con los ojos llorosos …)
¡Madre mía! ¡Se dan cuenta de todo!, exclamé yo”.
Llegados a este punto, algo tienes que hacer. En mi caso, tomé la decisión de invertir tiempo en mí, en conocerme mejor. Soy psicóloga, tenía claro que terapia no era lo que necesitaba. Lo que realmente precisaba era hablar, reflexionar, ordenar mi autoconocimiento, identificar bien mis emociones, mis miedos, mis creencias, mis valores, y sola no podía, no sabía muy bien con lo que me podía encontrar, así que me regalé un proceso de coaching y el resultado fue extraordinario.
Cuando uno es consciente de este hito (respuesta NO), se enfrenta a su “momento de transición” o “momento de cambio”. Si quieres conseguir un resultado beneficioso para ti y para tu entorno, entonces tienes que trabajar tu Identidad, el SER, es decir; enfocarte en tu manera de pensar (creencias), en el hacer (comportamientos) y en el sentir (emociones). A continuación te indico algunas pautas para trabajarlo:
- En la manera de pensar …
- Erradica los pensamientos negativos y repetitivos. El ser humano a lo largo del día, es capaz de crear aproximadamente 60.000 pensamientos, de los cuales el 95% surgen de forma automática, siendo repetitivos, y de ellos, el mayor porcentaje son negativos (80%). ¡Alucinante! Pues ya sabes, combate la tiranía del pensamiento empobrecido
- No imagines preocupaciones y las dejes entrar en tu mente, éstas bloquean la mente de su fuerza vital
- Identifica tus creencias limitantes (son una percepción de la realidad que nos impiden crecer. Es algo que realmente no es cierto pero que como si lo es para nuestra mente y eso es lo que vale para nosotros, lo damos por bueno). Enfréntate a ellas, “abre tu mente”
- Enfócate en los pensamientos positivos. La manera de pensar depende del hábito. Esto se consigue con entrenamiento. “La mente es como un fértil jardín, para que florezca debes cuidarlo cada día, no permitas que la mala hierba (pensamientos negativos) invadan tu jardín (tu mente)”
- En la manera de hacer…
- Pon en marcha tu creatividad. Valora opciones nuevas, te ayudarán a cambiar el enfoque en la manera de hacer las cosas
- Cambia un comportamiento, de uno en uno. Cuando lo hayas interiorizado, a por el siguiente
- Hazlo de manera gradual, con moderación, las prisas nunca son buenas, eso sí, márcate un plazo para conseguirlo
- Practica el compromiso público. Involucra a una persona de confianza, amigo o familiar. Es necesario tener un apoyo, para compartir éxitos y superar momentos de debilidad
- Pregúntate: ¿Cómo va a afectar a mi entorno este nuevo comportamiento?
- Y muy importante, nunca hagas nada porque tienes que hacerlo. La única razón para hacer algo es porque quieres y sabes que es lo más adecuado para ti. Sin esto claro, no sigas adelante, ya que el resultado sería devastador
- En la manera de sentir…
Identifica tus emociones. Se presentan para decirnos algo, deja que se expresen, no las guardes en un cajón sin ser tratadas, porque si un día abres ese cajón, puede que se presenten (las emociones) en su peor versión y la consecuencia sea demoledora. Identifícalas todas:
- Las emociones negativas son nuestra defensa en contra de amenazas externas, y nos ayudan a enfrentarlas. Por ejemplo, el miedo es una señal de defensa ante un peligro, la tristeza es una respuesta adaptativa ante una perdida, y el enfado surge cuando alguien nos ataca o invade
- Las emociones positivas como la alegría, el placer, la serenidad, o la esperanza (entre otras) también cumplen un propósito evolutivo, amplían nuestros recursos intelectuales, físicos y sociales, y permiten construir reservas que nos ayudan a enfrentar amenazas
Si enfocas el cambio como una manera de obtener oportunidades y no amenazas, el resultado es maravilloso. El hecho, de que mis hijos ahora me digan:
- Mi hija mayor: mamá, molas mucho …
- Mi hijo: mamá, “eres muy pro” (viene a ser “guay” de nuestra época)
- Mi hija pequeña: mamá soy tu pegamento, te quiero muchísimo…
¡Es lo más de lo más!
Genial!!! Impresionante… Cuánta razón hay en éste artículo.
Buenísimo. Como siempre!
No hay que tener miedo a los cambios.
La sociedad actual está en continuo cambio, todo va rápido y debemos poner toda nuestra inteligencia y buen ánimo para no quedarnos atrás
Grande Rosa!! Muy buen post!
Madre mía felicidades por este nuevo post, después de leerlo te planteas muchas cosas …intentaré abrir ese cajón y ordenarlo
Gracias