La vida no espera a nadie …

Ojalá todos fuéramos capaces, algún día, de disfrutar, agradecer y respetar la belleza que nos brinda todo lo que nos rodea. Para eso tenemos que vivir despiertos, aprovechar y entregarnos a esos pequeños momentos que nos regala la vida, porque la vida no se detiene, solo te paras tú. Y si hay algo que te preocupa, que no te deja avanzar, no te resistas, porque persistirá, corre a su encuentro, enfréntate a él, se valiente, no te escondas en: “Es cosa del destino”, si dejas tu vida en manos del azar, en ese momento, perderás el control.

El destino depende de las opciones que vamos tomando a lo largo de nuestra vida. No existe el acierto absoluto, ya que las decisiones dependen mucho del momento de la vida en el que nos encontremos; en la forma de pensar, de sentir, de actuar y de relacionarnos con los demás. Encontrar la armonía es clave para vivir feliz.

Si hay algo que a mi me funciona, es fijarme objetivos. Los objetivos generan esperanza y energía positiva. Te ayudan a vivir con sentido y de manera productiva. ¡Sueña a lo grande! Nos han enseñado a quedarnos pequeños en lugar de soñar a lo grande y debido a esto hemos perdido la noción de lo que somos realmente, ya que hemos desconectado de nuestra naturaleza esencial, enterrado lo mejor de nosotros mismos bajo capas de inseguridades, dudas, miedos y esto, ¡no puede ser! Si queremos conseguir nuestro objetivo, tenemos que romper o saltar esta barrera y dar un pasito más, sentir que “nos pica por dentro, que se remueve nuestro interior”. Si visualizas el objetivo que quieres conseguir y te entregas a él, te resultará más fácil, pero recuerda, necesitas una dosis alta de ilusión, voluntad, disciplina y esfuerzo para conseguirlo.

 Vivir con intensidad, respetando a los demás, merece la pena.  

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